En verano, cuando el calor se hace insoportable, nunca dudas antes de encender el aire acondicionado. Pero todo cambia cuando llega un recién nacido a la casa.
Como padre, es probable que te preguntes si este tipo de aparatos es seguro para tu bebé. Y, si lo es, ¿existe alguna precaución que tomar? ¿O un consejo que debas tener en cuenta? En este artículo te ayudaré a solucionar estas dudas.
¿El aire acondicionado es seguro para los bebés?
La respuesta es sí, incluso para los recién nacidos, mientras tomes ciertas precauciones. De hecho, en ciertos casos es beneficioso.
En verano, ante el exceso de calor, el aire acondicionado puede ayudarte a prevenir problemas como la deshidratación, la aparición de sarpullidos, un golpe de calor, e incluso el síndrome de la muerte súbita del lactante.
Aunque quizá te parezca exagerado, lo cierto es que este síndrome es la principal causa de fallecimiento entre los bebés de 1 mes a 1 año de edad. Ocurre por lo general durante el sueño, y consiste en una muerte súbita y sin razón aparente. Uno de los factores de riesgo es el exceso de calor excesivo.
Así que no dudes en aprovechar el aire acondicionado para mantener fresco a tu bebé en épocas calurosas.
¿Qué precauciones debo tener en cuenta?
Todo el mundo tiene algo que decir respecto al aire acondicionado y los bebés: los consejos de tu abuela, tu tía, tu vecina y cada sitio web que buscas parecen ser diferentes, y es difícil saber a quién escuchar. Por eso, he reunido todas las recomendaciones que según los pediatras y especialistas debes seguir para ponerle el aire acondicionado a tu hijo. Te las cuento a continuación.
Mantén una temperatura óptima
A diferencia de los adultos, tu recién nacido no tiene la capacidad de regular su temperatura corporal. Si lo expones a un ambiente demasiado frío, puede sufrir de hipotermia.
Por eso, los especialistas recomiendan que pongas el aire a 24 o 26 °C. Así la habitación no estará muy caliente, pero tampoco helada.
Claro, si hace un calor horroroso en tu región puedes ponerlo a 21 o 22 ºC. Lo importante es que resulte cómodo. ¿Sientes la necesidad de taparte con una manta o de usar una camiseta de manga larga? Entonces debes aumentar la temperatura un par de grados.
Y recuerda que las noches son más frías que los días, por lo que es probable que tengas que ajustar el aire acondicionado: por ejemplo, si durante el día estaba en 25 ºC, cámbialo a 26 ºC para la noche.
Te he preparado una guía con la temperatura ideal para dormir
Haz mantenimiento a tu aire acondicionado con regularidad
Con el uso, el interior de estos aparatos acumula bacterias y gérmenes que pueden circular por la habitación si no se limpian con frecuencia.
Para evitar que tu bebé se exponga a estos microorganismos, asegúrate de realizar un mantenimiento a tu aparato de aire acondicionado cada 3 meses como mínimo.
Viste a tu bebé de forma correcta
Es importante que si tienes el aire acondicionado encendido cubras bien a tu pequeño para evitar que se resfríe. Lo mejor es que le pongas un pelele. Así, incluso si se mueve durante la noche y deja de lado la manta, no quedará al descubierto.
Claro, tampoco lo vistas como si fuera a esquiar. Recuerda que debe sentirse cómodo, no acalorado (esto sería peligroso). Lo recomendable que lleve una capa más que tú: si estás bien con 1, él necesitará 2.
Además, intenta que la ropa sea de algodón, pues este material es bastante transpirable y te ayudará a prevenir que tu bebé se sofoque.
Arrópalo, pero no demasiado
Cuando lo vayas a dormir, lo ideal es que lo tapes con una manta hasta la altura de su codo. No te recomiendo cubrirlo más arriba, porque puede ocurrir un accidente si el bebé se mueve mucho durante la noche. Por ejemplo, es posible que se asfixie si la tela cubre su nariz.
Procura que la manta sea delgada, puesto que si lo abrigas demasiado aumentas el riesgo de sufrir el síndrome de la muerte súbita del lactante.
Evita los cambios bruscos de temperatura
Como te comenté, tu recién nacido no puede regular su temperatura corporal para adaptarse a cambios en su entorno. Por eso, cuando vayas a llevarlo de un lugar frío a otro más cálido (o viceversa) debes permitir que se acostumbre de forma gradual. Para ello, te dejo algunos consejos:
- Si vas a sacarlo de una habitación con aire acondicionado a otra que no lo tiene, asegúrate de apagarlo unos minutos antes de salir. Espera a que la estancia vuelva a la temperatura exterior, y abre la puerta para acelerar el proceso.
- No lo lleves a una habitación con el aire encendido. Es mejor que lo enciendas una vez que el bebé esté dentro, para que se enfríe de forma gradual.
- Antes de llevarlo al coche, abre las ventanas para que se ventile. Así estará fresco cuando el bebé entre. Esto es importante, sobre todo, en verano, cuando el interior de tu vehículo puede parecer un horno. Unos 5 o 10 minutos antes de llegar a tu destino y bajar del auto con tu bebé, apaga el aire acondicionado.
- Si quieres poner el aire acondicionado después de bañar y vestir a tu bebé, lo mejor que puedes hacer es encender el ventilador primero (sin que le dé de forma directa) y esperar entre 30 y 45 minutos. Así, el pequeño tendrá tiempo para acostumbrarse al cambio de temperatura.
Que no lo alcance la corriente de aire
¿Has escuchado que el aire acondicionado es malo para ti o para tu bebé? En este caso, es probable que quien te lo dijo haya olvidado un detalle: lo que resulta dañino es la exposición directa al flujo de aire que expulsa el aparato.
Asegúrate de que la corriente de aire no apunte hacia tu pequeño (o hacia ti), ya que podría causar sequedad en las mucosas o incluso un resfriado.
Evita la exposición prolongada
No dejes al pequeño con el aire acondicionado encendido todo el día, para evitar un exceso de frío o de sequedad. Cuando sientas que la habitación está a la temperatura correcta, apágalo y cierra la puerta para mantener el ambiente fresco.
Otra opción es programarlo para que se apague a una hora determinada de la noche, si tu equipo incluye esta función.
Combate la sequedad
El aire acondicionado puede hacer que la piel de tu bebé se reseque. Para evitarlo, hidrátalo con crema hidratante. Una buena opción es aplicarla antes de dormir y al despertar: incorpóralo como un paso importante en tu rutina diaria.
También puedes tener un recipiente con agua al descubierto dentro de la habitación. De esta forma mantendrás la humedad en el ambiente.
Además, es probable que el aire frío seque las mucosas de tu bebé, lo que generará congestión. Por eso, te recomiendo hacerle lavados con suero fisiológico: basta con una gota en cada fosa en la mañana al despertar. Así humedeces la nariz y la mantienes libre de mocos que dificulten la respiración.
Ahora que conoces todos estos consejos, ¿estás listo para disfrutar al máximo del verano junto a tu bebé?